27 de noviembre de 2015
Nelson, un día por la transcantábrica.
Aquel día Nelson se despertó en Cantabria, el mar estaba revuelto y el viento girado. Pero la ilusión no estaba perdida, allí estaba ella: La transcantábrica.
Una carretera que me gusta recorrerla como de costumbre: sin viento norte, con maretón, sin dormir, con lluvia, sin sentido, con tablas y sin peajes.
Gracias a ella, en menos de una hora Nelson estaba en Asturias, abrigado del viento, con un mar ordenado y un pico definido.
Un placer verle recitar, sin lugar a dudas fue el que más partido supo sacarle a aquel baño.
Pocos tabloneros saben surfear de esa manera. Sin culebrear, esperando turnos y remontando despacio para dejar pillar olas a los demás. Mucho surf.
18 de noviembre de 2015
Por debajo de los 156cm.
Recordando los últimos baños tabloneros, me di cuenta de que únicamente uso el long con olitas pequeñas, aquellas con las que no disfrutaría con otro tipo de tabla.
Pensándolo bien llegué a la conclusión de que practicamente nunca tabloneo con olas que sobrepasen la altura de mi hombro.
Seguramente sea un error, porque para tablonear y mover bien un long viene genial una ola grande, con una pared amplia y que empuje un poquito. Pero no es mi caso, en esas condiciones siempre uso otro tipo de tabla.
A los pocos minutos cogí un metro y 156cm es la altura de mi hombro con respecto al suelo.
Todos los surfistas de olas grandes "tamañeros" tienen tablas específicas para hacerlo.
Pedir que te hagan una tabla para coger olas gigantes es algo lógico y normal.
Pedir que te hagan una tabla específica para surfear olas enanas "chustear", parece algo ridículo. Pero si surfeas con regularidad este tipo de olas llega a tener incluso algo de lógica.
En el taller de Iron Mountain ya están dádole a la lija de forma artesanal, a ver si sale una buena máquina de sacar sonrisas en chustas.
14 de noviembre de 2015
Viajamos a Portugal pero nunca llegamos. Parte 10 y última.
Para despedir este grupo de entradas os dejo con unas cuantas joyitas que nos encontramos en los diferentes campings por los que fuimos parando.
Los campings franceses son económicos y muchos de ellos tienen unas instalaciones que ya quisieran para si algunos hoteles de 4 estrellas.
Foto: La vida en familia.
Foto: Este creo que desayunaba, comía y cenaba mandarinas para no desentonar.
Foto: Los listos.
Foto: Sin lugar a dudas, mi preferido. Honor.
4 de noviembre de 2015
Viajamos a Portugal pero nunca llegamos. Parte 9.
El viaje llegaba a su fin y tocaba regresar a casa.
La primera parada de vuelta fue Biarritz, el paseo por esta ciudad que vive de cara al mar es obligado.
Cansados de callejear llegamos a la playa urbana de Côte des Basques, la marea estaba muy alta, no había olas ni tampoco nadie en el agua.
La marea empezó a bajar y antes de que las olas empezasen a romper varios surfistas entraron al agua, aproximadamente unos 20 o 30.
En pocos minutos había unos 50 surfistas en el agua y todavía no había roto ninguna ola surfeable, simplemente parecía que estaban cogiendo sitio para cuando bajase la marea.
En el momento en el que rompió la primera ola ya había unos 70 surfistas en el agua y en ese momento empezaron a aparecer surfistas por todas las esquinas.
Unos en moto, otros bajaban andando las escaleras que dan a la playa, otros venían caminando ya vestidos como si saliesen de casa directamente y poco a poco la playa se fue llenando.
Había pasado aproximadamente una hora desde que habíamos visto la playa vacía.
En esos 60 minutos llegaron cientos de surfistas. Tantos, que no sabría decir el número.
Decidí quedarme en tierra, volver a callejear, pedir un crepe con nutella y darle un par de vueltas a la cabeza. ¿Llegará la masificación a mi pueblo?, ¿cómo, en qué medida? y sobretodo ¿cuándo?.
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