30 de julio de 2014

Motorbeach parte II de II. Las olas.


Fue lo único que faltó en este festival. Medio metro sería más que suficiente pero a veces el mar es caprichoso y las olas hay que esperarlas o ir a buscarlas.


El viernes antes de mi llegada al festi inspeccioné un poco el tramo de costa cercana. Colunga es una zona de Asturias que no conocía y me apetecía verla un poco con detalle.
A pesar de que el mar no le llegaba a las playas de la zona, siempre aprendes algo o te haces a la idea de lo que puede pasar en una u otra playa cuando las olas lleguen con ocasión de otro viaje.

A primera hora de la mañana del sábado tras una noche de conciertos, el panorama no era muy alentador. El mar plato, mucho sueño, el cuerpo destemplado y pocas ganas de ir a surfear....tocaba pensar en positivo.


Las 7:00 de la manaña y lo único bueno era que no hacía viento, motivación más que suficiente para coger el coche e ir en busca de un baño para despejarse.

En un momento puedes pasar de estar desanimado a que te de un subidón, es lo que tiene el surf cuando encuentras un baño que te sirve de ducha, desayuno y te da energía positiva para el resto del día.

Foto: El desayuno.
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Cuando ya me iba de vuelta al festi, de pasada fuí a echar un vistazo a otra playa muy resultona. Puedes verla desde lo alto y para mi eso es una gran ventaja. Es un arenal grande y tener una visión desde una zona elevada te permite ver perfectamente los fondos y hacerte una idea de lo que va a pasar cuando suba o baje la marea.

Foto: La comida cociendo a fuego lento, pronto estaría lista.
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