Resucitó para hacer lo que más le gusta.

Algunos ya me conocéis, hace unos meses me he presentado: Soy un tablón.

Acabo de salir de la Unidad de Cuidados Intensivos,  el tiempo ha pasado rápido. En la U.C.I., hay un intenso olor a resina que lo invade todo y el ruido de la lijadora es bastante molesto. A pesar de todo, he estado contento y he conocido a muchas otras tablas de la costa gallega.




A mi derecha un long de tres almas que tenía un golpe fuerte en el costado me dijo que había unos fondazos en Razo y que nos estábamos perdiendo muchos baños allí.

A mi izquierda, una tabla corta con la punta rota, no paraba de decir que quería volver al Faro de Lariño porque estaba enganchada a la fuerza de su ola y al sonido de los bolos.

Al fondo de todo, una cola de golondrina, soñaba todas las noches con la izquierda del canal que ha estado perfecta este invierno.

Las semanas fueron pasando.....un día,  por la pequeña puerta metálica, apareció mi dueño para recogerme. Todavía tenía las heridas verdes.




Una vez más, me metió entre los asientos del coche y el muy idiota volvió a ponerme una tabla corta encima.




A última hora del día, llegamos a una de esas playas salvajes que tanto me gustan. El viento sur peinaba la arena de las dunas y las crestas de cada una de las olas de las series.

Entramos al agua para resucitar y volver a hacer lo que más me gusta.